La
cercanía crea intimidad...
-Oh,
si, trágatela, maricón de mierda... -gime tenso y caliente
sintiéndola aprisionada dentro de la golosa boca de ese pana con el
cual tiene que compartir piso, con sus respectivas mujeres, y con
quien cada mañana discutía por el cuarto de baño ya que salían
prácticamente a la misma hora. Como retándose cada uno comenzó a
entrar mientras el otro aún estaba, descubriendo no sin sorpresa,
aunque sí con agrado, que en verdad podían estar los dos bajo la
ducha compartiendo agua y jabón. Más tarde, una nueva grata
sorpresa, un momento para sólo para ellos dos.- Hummm, si, así, ya
casi la tienes. Joder, eres un pervertido... he visto como sales de
aquí, todavía saboreando mi esperma y besa a tu mujer. -cierra los
ojos y sonríe, sintiéndose alegre, en verdad contento. Era una
forma maravillosa de comenzar la dura jornada del día a día. Dios,
¡cómo quería a su mejor amigo!
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