SIMON DIAZ, A CINCO AÑOS DE SU PARTIDA
¿Serán
ciertas las viejas consejas maternas?
¿Recuerdan
aquello de no acostarse después de comer, ni entrar a la playa o la
piscina, lo de no quedarse descalzos después de regresar de la
calle? ¡No abras la nevera sudado!, era otra de ellas. Por lo menos
en casa. Todas esas cosas que escuchábamos con media oreja, sin
pararle en serio. Lo recuerdo porque de la tierra amiga del Perú
llega una nota de prensa sobre un hombre joven, Ludwin Flores, de 27
años de edad, un atleta, futbolista, quien regresara a su casa
después de un partido, fue a la nevera, tomó mucha agua fría y
comenzó a sentirse mal; tanto que lo llevan a una clínica pero
llegó muerto. Los médicos aseguran que sufrió un paro
cardiorrespiratorio fulminante. Un infarto, pues. ¡Con 27 años! Los
especialistas dicen que padeció “un corte de digestión, o
hidrocución, un cambio en la presión arterial y la frecuencia
cardiaca a raíz de un choque térmico”. Es decir, que esto ya ha
pasado por extraño que se escuche. El agua fría contrajo los vasos
cercanos al corazón y este debió latir con fuerza para
contrarrestar el efecto pero fue demasiado. Una verdadera pena. Bien,
aparentemente esa prevención que nos hacían de chicos como que si
hay que tomarla en serio... Contrario a lo de no bañarse en la playa
en jueves y viernes santos. Aunque, quién sabe y más tarde nos
enteremos de algún caso que de credibilidad al mito.
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