CAMBIO
Puede
pasar en cualquier lugar...
Tener
tu rostro bajo su tranca oliéndole las pelotas, esta abofeteándote
las mejillas y pómulos, sintiéndola frotándose por todo tu rostro,
tu boca abriéndose sola, buscándola como lo más natural del mundo,
tu verdadera esencia, para chupar y tragar, deleitándote en cada
pulsada, cada quemada, cada gota sobre tu hambrienta lengua, buscando
beberte toda su masculinidad. Si, no puede haber nada mejor en ese
momento de íntima comunión, ¿verdad? Bueno, como no sea sentir su
mano de macho aferrándote a tu tarea de tragón necesitado, o
escucharle los “chúpala, que quiero verte tragándola. Quiero
cubrirte la cara y que salgas y todos vean lo que hacías, perra”.
Un sublime instante tan caliente que te moja todo y te sometes a lo
que sea.
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