GUERRILLA EN VENEZUELA, ¡CULPA DE URIBE!
Lamentablemente
no sería la primera vez...
Preocupa
mucho nuestro destino como nación aquello en lo que puede terminar
esta guerra loca que se tiene contra toda posibilidad de un
entendimiento que le permita salir a Venezuela de esta pesadilla. Me
refiero a lo interno, donde no parecemos saber dónde pisamos, ya que
a lo externo todo el mundo ha dicho claramente que la salida para
este conflicto tiene que ser negociada porque aquellos que podrían
intentar otra alternativa, militar, han dicho que no lo harán. Una y
otra vez, pero aquí, intencionadamente, se ha querido no escuchar ni
entender, llegándose incluso a culpar a Juan Guaidó de que “no se
hace la intervención militar porque él no quiere”. Estados
Unidos, Europa y los países del Grupo de Lima han dicho que no
apoyaran una intervención militar, no porque les de grima sino por
el costo político para cada uno de ellos a puertas adentro de sus
países. Que ellos o sus partidos pierdan el favor de su gente, y
quien pida intervención yankee en el continente a eso se arriesga.
Y no se van a arriesgar por gente insensata incapaz de ponerse de
acuerdo para solucionar sus propios problemas. En eso tienen toda la
razón. Pero la guerra sucia desatada por el llamado chavismo, dentro
y fuera de la oposición, sigue en sus treces. Negados a cualquier
tipo de acuerdo que desmonte esto.
Dentro
del chavismo oficial porque hay quienes saben que de negociarse algo
serán sus cabezas, embarrados hasta el cuello como están en delitos
de narcotráfico, corrupción monda y lironda y los graves y terrible
hechos de violación de derechos humanos, comenzando por el Fiscal de
facto y varios miembros del Tribunal Supremo y muchos generales. A
esos les aterra que se hable de acuerdo, ¿para dónde van a correr
que no se les detenga y entregue a los tribunales internacionales?
Pero dentro de la oposición, el chavismo no oficial, hay gente que
no gana ni unas elecciones de condominio, que no llenan una calle,
que son incapaces de hacer elegir a un concejal, de hecho a quien
apoya se hunde, que consideran que la única vía para alcanzar el
poder es mediante una conmoción interna, y si es aparatosa y con
muchas muertes, de otros, mejor todavía. Como los caminos del
entendimiento les estorba, o les asusta, unos y otros se dan las
manos y en medio quedan los tontos útiles, aquellos que sirven para
lograr el efecto deseado por las redes, como dijera hace más de cien
años el señor Vladímir
Ilich Uliánov.
El
problema actual es que no logra concretarse nada, que no se destranca
el juego, ni para bien ni para mal. El gobierno no puede terminar de
aplastar a sus rivales políticos porque estos cada vez son más, y
el pueblo llano comienza a ver que lo que viene es hambre (lo de las
cajas tiene a todos desesperados en urbanizaciones y barriadas), ni
la oposición puede congregar a una multitud que se inmole frente a
un ejército cobarde para sus obligaciones pero comprobadamente
criminal en la represión a gente desarmada, fuera de los grupos
violentos armados por el régimen para que actuaran como los camisas
pardas de los fascistas del pasado. Con gritos no se frenan balas, y
esa verdad universal que sabe el pueblo desde el 27 de febrero de
1989, que no entienden muchos políticos, es el techo que se
alcanzará. Hay cosas que muchos no quieren ver, fuera de que el
mundo dijo que no invadirá (que no es cosa de Guaidó, es que no lo
harán); que nadie se va a lanzar contra las balas para que este o
tal señora se siente en Miraflores mediante una revuelta, ni se
confía en llamados a golpes de estado.
La
gente miraba con simpatía a los golpistas del 4 de febrero, pero no
salió Venezuela entera a apoyarles, ni el 27 de noviembre de ese
mismo año, ni cuando Guaidó llamara hace poco. La gente está
cansada de decírselos, pero no quieren escuchar. Es algo que está
ahí, que se vivió, que se vio, pero de lo que no se aprende o se
pretende que no se sabe para ver a quién se engaña. Y los
laboratorios de guerra sucia para impedir un destranque del juego
están moviéndose a toda mecha, porque han contado con éxitos
previos. Aquí en Venezuela se dijo que nada se lograría con votos y
organización, en unas elecciones para alcaldes, otras para
gobernadores, que habrían teñido el mapa político de colores
democráticos, justo cuando ya se había sacado al régimen del
Parlamento con votos y organización. Se dijo que votos, organización
y unidad no sacaban dictadores, aunque en España al franquismo y en
Chile a los militares se les derrotó con votos, unidad y
organización. Se le dijo a los alumbrados que la única vía era una
intervención externa, como pasara en Cuba, aunque en realidad Cuba
nunca ha caído. O esperar una revuelta popular, que no se daría por
razones citadas más arriba.
¿Cuál
es el peligro real de todas estas necedades de gente sin pueblo ni
seguidores como no sea la reunida a la sombra del soborno de una caja
o la rabia irracional de querer que corten cabezas en lugar de ver
libre a Venezuela primero?, que el mundo se canse de los escándalos
de unos y otros, de la situación de oprobio en un continente que no
ha conocido estos desastres humanitarios como si los ha vivido
África, que se cansen de la migraciones y se llegue a un acuerdo
entre Estados Unidos, Europa, Rusia y China. Un conciliábulo donde
se pongan de acuerdo sobre cómo resolverlo... y qué sacarán a
cambio para dejar que ocurra, como se repartieron el mundo al final
de la Segunda Guerra Mundial. Que para eso la pelearon y la ganaron.
Y que se negocie lo que somos y tenemos sin nosotros presentes, por
necios y problemáticos, por ignorantes de lo que ha ocurrido ya en
situaciones parecidas. Como cuando hace más de un siglo se discutió
sin nosotros los límites de la Zona en Reclamación y nos jodieron,
como se negoció la misma Zona hace poco y Guyana, con empresas
gringas cubanas y brasileñas se pusieron de acuerdo y se repartieron
esa vaina sin nosotros. Peor, ya que fuimos traicionados por Guyana,
el CARICOM, Cuba y Brasil, aprovechando la demencia y estupidez del
difunto Hugo Chávez Frías y la debilidad de una Fuerza Armada
corrupta en manos de Nicolás Maduro Moros.
Cuando
hace un mes el Departamento de Estado norteamericano, frustrado, dijo
que no había con quién conversar en Venezuela, todas las alarmas
debieron sonar, como cuando se dijo que se reunirían funcionarios de
ese país con rusos y chinos. Sin nosotros, para que la necedad no
estorbara. El mundo puede ponerse de acuerdo para resolvernos este
lío, especialmente las naciones que tienen cuentas por cobrarnos,
como China y Rusia, sí, pero seguramente no nos gustará el
resultado. Pero ese es el destino de la gente que no se prepara, que
no aprende. Uno de nuestros grandes escritores, Elías Calixto Pompa,
en un poema llamado “Estudia” terminaba con una frase que cito de
memoria: Estudia, para que cuando grande no seas el juguete vulgar de
las pasiones ni el sirviente servil de los tiranos.
Nos
hace falta, por lo menos, conocer nuestra propia historia.
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