Ah,
chicos traviesos...
¿Se preocupan los padres, el hombre de la casa, cuando su muchacho todo bonitico sale a playas apartadas con amigos muy parecidos a él, que ríen mucho, usan brillo labial y tanguitas chillonas y chiquitas? Es muy posible, porque él también fue un hombre soltero una vez, a veces apurado por vaciar la esperma acumuladas en sus bolas, urgido por calmar la verga en dulces, apretados y húmedos agujeros y se iba a esas mismas playas para encuentros que luego se decía nada significaban. Para su hombría. Aunque no quiere, no puede dejar de imaginar a su muchacho, con los otros dos, todo rientes cuando uno o dos carajotes se bajan de un jeep en la arena y les preguntan qué hacen tan solitas nenas tan lindas, que sí no quieren tener orgasmos tras orgasmos usando únicamente sus dulces coños, que pollas enormes como las de ellos les darán todo el placer que necesiten, o que les ayudarán a nacer como sexy mariquitas si aún no lo han probado. No, no quiere pensar en eso viéndoles salir todo sonrientes y emocionados, llenos de expectativas, sospechando que no se está equivocando.
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