El
hombre sonríe...
Paseándose
por la arena ve llegar el ruidoso autobús lleno de chicos de ese
colegio que vienen a pasar el día en la playa. Ve a dos de ellos
separarse, correr, empujarse, uno derribando al otro y cayéndole
encima, el cual alza las piernas de manera automática, algo natural,
para recibirle mientras el primero empuja y empuja sus caderas. Ambos
obviando a las chicas en bikinis. Viéndoles los rojos y sonrientes
rostros, sabe por experiencia que la práctica hace la perfección en
la vida... y en el sexo. Y que esos dos iban por buen camino.
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