CAMPAÑA ARRIESGADA
Hay
cosas que gustan...
Ir
por la calle en un apretado jeans desteñido y sentir los ojos de los
chicos sobre su trasero; la masculina mano que en el Metro, como de
pasada, le soba y le palpa con ganas en medio de la gente. El
llegarse a los vestuarios de la comandancia cada mañana, siempre
llena como si todos estuvieran ocupados en algo y no esperándole,
aunque sabe que es para eso precisamente. ¿Lo máximo en emoción
sería bajar su pantalón y sentir las miradas como dardos, escuchar
los jadeos contenidos ante lo atrevido de sus tangas o lo increíble
de su trasero terso que pide manos, refregadas de caderas y tal vez
enculadas? Si, todo eso le gustaba... pero lo que en verdad le mataba
era ver como a los otros, bajo los calzoncillos, se les alzaban, dura
y necesitadas de mimos, esas viriles mandarrias...
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