UN MUNDO AMABLE
A
veces hacen falta...
-Eso
es, así, vamos, ya encontraste tu ritmo, ¿lo ves? Ya la saboreas
toda, la cubres toda con esa boca golosa y sigues ordeñándola como
un campeón. Te lo dije, que no era insulto cuando te dije que tenías
una cara de mamagüevo tan grande que no la saltaba un venado. -le
sonríe, sus miradas encontrándose, la del compañero de trabajo a
sus pies toda mortificada.- Oye, oye, deja de torturarte. A ti te
gusta chupar pollas, como acabas de descubrir, y a mí que me la
chupen, todo está bien, ¿okay? -rueda los ojos, alegre.- Si, se lo
voy a decir a todos los compañeros, pero no para hacerte sentir mal,
señalado, que te etiqueten como el mamagüevo de la fábrica, un
marica perdido. No, es que así como sabía que esto te gustaría...
Pana, me parece que, por comenzar a chupar tan tarde, andas todo
falto de esperma en tu sistema. Hay que corregirlo, y aunque no tengo
problemas en ponerte de rodillas cuatro o cinco veces al día, la
cantidad que produzca puede decaer. Pero, entre todos, creo que
lograremos saciarte. Si eso falla y quedamos faltos, bueno, están
los panas de la liga de softball y los del botiquín de la India,
¿no? -le sonríe.- Si, no me engañas, noto esa chispa alegre,
ilusionada y agradecida en tu mirada ante mi propuesta. Sabía que
así sería.
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