viernes, 1 de noviembre de 2019

LA NOCHE DE LOS INSECTOS SOBRENATURALES -01x07

10 DE OCTUBRE

   Es que hasta los cadáveres enterrados a la ligera estaban...

   Vamos a estar claros, todo el mundo le tiene miedo a los insectos. O casi todo el mundo. O, al menos, la gente común y corriente. Uno puede luchar contra unas cuantas hormigas bravas subiéndote por el cuello y la espalda, con una nube de zancudos (escapando a toda prisa), con o una o dos arañas de esas negras, peludas, grandes y con ojos que lanzan rayos, pero no con una multitud de ellos. Menos con especies horripilantes como las cucarachas. Cuando estas alzan de pronto el vuelo no hay valor masculino que dure. Y este, los insectos, fue el enemigo a enfrentar en el episodio ocho de la primera temporada de Supernatural.
   Recuerdo que viendo el episodio hace tiempo con una amiga, fan del programa según ella por mi culpa, esta se molestó porque el hombre que ve al compañero caer en el pozo al comenzar el episodio se tardó toda una vida y media en conseguir y regresar con una cuerda para sacarle aunque este gritaba. Me tocó explicarle que nadie espera, en verdad, que una persona sana y normal, en un mundo normal, muera en minutos en un simple hueco. Pero si, los hermanos van a investigar estas muertes y encontramos montado el escenario de la película Poltergeist (la primera, una joya del terror), con la constructora, la tierra con una historia de atrocidades y la ira de los difuntos que lanzaron una maldición.

   Estrictamente hablando enfrentaban algo nuevo, no un fantasma, no una criatura sobrenatural ni un demonio. Era una maldición, llegaron a un lugar maldito (me encanta esa expresión, un lugar maldito); algo que no puede resolverse desenterrando algo, quemándolo o exorcizándolo.

   Me reí antes, y ahora otra vez, viendo a los hermanos encarando la insinuación de que son pareja; Dean nunca lo toma a bien, ni siquiera como juego. Me pregunto si fue algo casual, del guión, o ya sonaba a los libretistas por ahí que existía en Wincests, el cual nació prácticamente con la serie (de hecho se sostiene que el programa sería sobre dos amigos reporteros viajando por el país, pero que en tal esquema quedaba dibujada una relación homosexual por el tipo de vida que llevarían y quisieron resolverlo haciéndolos hermanos; suena extraño dado el cómo resulta todo en la quinta temporada). Me reí una barbaridad con lo de Dean queriendo probar la ducha de la que tanto escuchó hablar en esa parrillada a la que se colaron.

   Bien, sospechan de alguien manipulando a los insectos y creen que es el hijo del promotor, un chico callado y que vive en tensión con su padre. La trama era propicia para que Sam expresara que entiende, que los padres asfixian y que nunca se hace lo suficiente a sus ojos, que lo mejor es poner distancia. Como irse para la universidad. Dean piensa que no, que la familia debe mantenerse unida y ser más fuerte así. Se nos dice que Sam es el hijo que se fue, Dean quien se quedó luchando junto a su padre (algo muy bíblico, El Hijo Pródigo, la verdad sea dicha, mirando en retrospectiva y pensando en la quinta temporada). Parecía el típico drama americano, con Sam pensando que Dean era el hijo perfecto al que ama el padre (¡qué sorpresa nos llevaríamos luego, ¿eh?!); hay tensión entre ellos mientras encaran esa dualidad, y uno pensaría que era todo. Repito, el típico recurso gringo. Pero no, esto será de importancia vital en el futuro.

   Al final, cuando padre e hijo se llevan mejor, y Sam renueva sus deseos de encontrar a John y disculparse, uno piensa que si, que era eso (que no lo es, el problema entre John y Sam es más serio), pero sabemos cosas inquietantes. El día que deja a la familia y la cacería, John le dice que si sale por esa puerta no vuelva. Sam se larga y no habla más con su padre... pero tampoco con Dean. Los hermanos también se distancian hasta el momento cuando el mayor aparece en su cocina diciéndole que John desapareció en una cacería.

   Me lo pareció sólo a mí o la resolución del problema, encerrados en aquella casa acosados por los mortales insectos que se irían con la luz del día (sólo había que aguantar), ¿no se parecía mucho a ese episodio de Los Expediente Secretos X cuando Mulder y Scully van a una reserva forestal apartada y aquella luciérnagas chupa fluidos casi los matan y se salvan, apenas por un pelo, y porque son los protagonistas, porque acaba la noche?

   Ahora un punto ambiguo, y no sensual o sexualmente hablando. Esa familia casi muere porque el chico no escucha el consejo de Dean y si el de Sam, cuando le dice que mienta para sacar a todos de la casa. Y no podemos caer en la tontería de decir que el papá tenía la culpa por no escuchar que venía el Coco (Homero Simpson es el único que escucha al respecto y se moviliza, el resto de los mortales lo pondríamos en duda); en el mundo real donde se mueve ese señor no hay maldiciones ni insectos asesinos, él piensa como razonaría cualquiera de nosotros. Que fue lo que Dean entendió. Repito, escucha a Sam, dice la verdad y casi pelan gajo todos ellos. ¿Acaso la moraleja es que todo lo que pueda arreglarse fácilmente con una mentirijilla que funciona es preferible a una verdad amarga y estéril?

   Eso escapa a mis parámetros morales. Morir porque se dice la verdad sólo a Jesús le tocó. Y eso, murió.

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