sábado, 23 de noviembre de 2019

TRINITARIAS AL VIENTO

LA BONITA LIBERTAD

   Cuando en medio de la pasión, Sony deja escapar aquel gemido de su boca, con aquella voz baja, masculina y profunda que siempre sorprendía en la escuela, Tony sonríe y Teresita aplaude como una chiquilla feliz. Feliz por él, por Sony, pero también por Tony. Feliz por los tres. Mientras Tony le da y le da por el culo, como engolosinado con ese viril agujero sedosos, apretado y caliente, al tiempo que este le come la vagina, entre gemidos, los tres son dichosos. A la joven todos la creían medio putilla en el colegio y la barriada porque le gustaban dos chicos, de salones distintos, que competían y se odiaban por ella. Pero ¿qué se le hace cuándo se es una chica fogosa y llena de sentimientos?, se preguntaba ella, ¿por qué debía decidir entre uno u otro, privándose de alguno cuando podía sentirse amada entre ambos? Además... a ella siempre le pareció que entre esos dos saltaban demasiadas chispas en cuanto se veían; de agresividad y competencia, decían todos, pero...
   Le parecía que eran esas chispas que podían arder como candela sobre una cama, en el asiento posterior de una camioneta en el autocinema, bajo las gradas del campo de fútbol un viernes por la noche o sobre una manta en un sembradío de maíz a la luz de la luna a principios del verano. Nunca lo dijo, pero imaginarse a esos dos dándose besos, cruzando sus lenguas, al más delicado, Tony, montando sobre su barra al más agresivo Sony, como estaba pasando, la ponía caliente en su cama por las noches. Y ahora... Se veía tan contento y excitado entregándose a su ahora mejor amigo en el mundo, feliz de la vida con el culo lleno de polla; más y más adicto a ella por momentos con cada embestida. Ella puede notarlo y reconocerlo (también le gustaban las vergas). Ríe dulce, femenina y cristalina, comprendiendo que pronto llegará el momento cuando competirá con él, por ser la primera en tenerla bien metida. Bien, para eso estaba Tony, para darles cariño. Y eso la hacía muy feliz.
   Hacer años, VENEVISIÓN transmitía una novela juvenil a las seis de la tarde y la hacían pasar por serie, y una de las subtramas era esa, un catira enamorada de dos muchachos, estos sabiéndolo, cada uno conociendo la existencia del otro, y ella gritándoles que no podía elegir entre ellos porque los amaba a los dos. Me pregunté ¿se atreverán a mostrar una relación trina? No, los muy cagones no osaron hacerlo. Una pena, era un trío bonito. El Gato Baptista era un de ellos.

 
Trinitarias al Viento era el nombre de una idea que tuve una vez.

NOTA: Hola, Charlie, siempre es grato saber que viejos amigos encontraron el camino. Si, fue una mugre lo del otro blog, estoy comenzando con este. Tengo problemas para contestar los comentarios, lo siento. Ah, Eric y Jorge, Renato y Sam, Frank y Nicolás... Tengo pensado traer la historia a este espacio. 

SOSPECHA

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