LA BONITA LIBERTAD
Cuando
en medio de la pasión, Sony deja escapar aquel gemido de su boca,
con aquella voz baja, masculina y profunda que siempre sorprendía en
la escuela, Tony sonríe y Teresita aplaude como una chiquilla feliz.
Feliz por él, por Sony, pero también por Tony. Feliz por los tres.
Mientras Tony le da y le da por el culo, como engolosinado con ese
viril agujero sedosos, apretado y caliente, al tiempo que este le
come la vagina, entre gemidos, los tres son dichosos. A la joven
todos la creían medio putilla en el colegio y la barriada porque le
gustaban dos chicos, de salones distintos, que competían y se
odiaban por ella. Pero ¿qué se le hace cuándo se es una chica
fogosa y llena de sentimientos?, se preguntaba ella, ¿por qué debía
decidir entre uno u otro, privándose de alguno cuando podía
sentirse amada entre ambos? Además... a ella siempre le pareció que
entre esos dos saltaban demasiadas chispas en cuanto se veían; de
agresividad y competencia, decían todos, pero...
Le
parecía que eran esas chispas que podían arder como candela sobre
una cama, en el asiento posterior de una camioneta en el autocinema,
bajo las gradas del campo de fútbol un viernes por la noche o sobre
una manta en un sembradío de maíz a la luz de la luna a principios
del verano. Nunca lo dijo, pero imaginarse a esos dos dándose besos,
cruzando sus lenguas, al más delicado, Tony, montando sobre su barra
al más agresivo Sony, como estaba pasando, la ponía caliente en su
cama por las noches. Y ahora... Se veía tan contento y excitado
entregándose a su ahora mejor amigo en el mundo, feliz de la vida
con el culo lleno de polla; más y más adicto a ella por momentos
con cada embestida. Ella puede notarlo y reconocerlo (también le
gustaban las vergas). Ríe dulce, femenina y cristalina,
comprendiendo que pronto llegará el momento cuando competirá con
él, por ser la primera en tenerla bien metida. Bien, para eso estaba
Tony, para darles cariño. Y eso la hacía muy feliz.
Hacer
años, VENEVISIÓN transmitía una novela juvenil a las seis de la
tarde y la hacían pasar por serie, y una de las subtramas era esa,
un catira enamorada de dos muchachos, estos sabiéndolo, cada uno
conociendo la existencia del otro, y ella gritándoles que no podía
elegir entre ellos porque los amaba a los dos. Me pregunté ¿se
atreverán a mostrar una relación trina? No, los muy cagones no
osaron hacerlo. Una pena, era un trío bonito. El Gato Baptista era
un de ellos.
Trinitarias
al Viento era el nombre de una idea que tuve una vez.
NOTA:
Hola, Charlie, siempre es grato saber que viejos amigos encontraron
el camino. Si, fue una mugre lo del otro blog, estoy comenzando con
este. Tengo problemas para contestar los comentarios, lo siento. Ah,
Eric y Jorge, Renato y Sam, Frank y Nicolás... Tengo pensado traer
la historia a este espacio.
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