Si,
prueba superada...
Como
buenos venezolanos que todo comentamos, se discutía en estos días
sobre los problemas de las familias cuando llegaban los nuevos
miembros, lo malo que era cuando uno de los hermanos de una casa se
casaba y el resto le tenía idea a la mujer elegida; esto venía a
cuentos por ecos de la boda real del año pasado, cuando Harry el
travieso, nieto de la reina Isabel la eterna (dicen abdicará en
nombre de su hijo, Carlos el aburrido… pero todavía no lo hace),
se casara con la actriz Meghan
Markle.
Al parecer ni la abuela ni el hermano mayor de Harry, la tragan. Al
menos eso dicen. Otro sostienen que son peleas de concuñadas, que
son hasta peores, porque obligan a los hermanos a escuchar constantes
quejas sobre el otro, lo que a la larga amarga.
Como
sea, cada vez que se habla de eso, de la boda real, la gente recuerda
al señor David Beckham, por el comentario chisme que corrió sobre
que en la fulana boda lo único que se veía bonito era él.
Y
la verdad es que aunque el tiempo ha pasado, el hombre ha superado la
prueba del tiempo. Como el actor Jensen Ackles, protagonista de la
serie Supernatural, el tiempo parece hacerle verse mejor.
Aunque,
siendo totalmente sinceros, a diferencia de Jensen Ackles, el señor
Beckham nunca ha sido de mis preferidos, aunque el mundo le adorara,
los hombres quisieran verse como él y las mujeres ovularan cuando se
quitaba la franela (bueno, sé que no sólo ellas); siempre me ha
parecido algo... odioso.
Si,
es bien parecido y rico, es famoso y está casado con una belleza que
dicen le cela hasta el aire que le roza (en la boda aquella se
comentaba la mala cara de la dama por un problema de celos,
precisamente), pero él nunca me cayó bien. Cosa que, claro, ¿qué
importa? ¿Quién soy, después de todo?
Es
divertido sentarse y hablar de las viejas glorias del fútbol, cuando
su nombre siempre sale a relucir, por supuesto, por esa habilidad que
tenía de patear un balón desde la media cancha y empalmarla con la
cabeza de otro inglés, en las puertas de la portería contraria y
que se cantara gol; su presencia era una constante, una estabilidad
para el equipo. Es de suponer que el gran pesar de su vida debe ser
haber pasado por la selección y nunca lograr obtener una Copa del
Mundo para Inglaterra, alcanzar esa inmortalidad para quienes
disfrutamos con este juego, pero, hablando de fútbol, le recuerdo
más por un encuentro que vi, donde ingleses y españoles batallaban,
y desde las tribunas el público hispano, con una lamentable
mezquindad (aunque divertida), le gritaba maricón. Si no podían
pararle en calidad de juego, algo debían hacer. Por muy mal parados
que quedaran. Se entiende.
¿Qué
será de su vida en estos días, fuera del disgusto que parece que se
llevó con una estatua que develaron en su honor y que ni se le
parecía?
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