lunes, 8 de abril de 2019

CALENDARIOS MUY BUSCADOS

CANTA Y NO LLORES
   ¿O cómo sabemos cuándo toca no trabajar?

   Aunque ya vamos por el cuarto mes del año, no está de más hablar de calendarios, esa ayuda visual y táctil para estar conscientes del transcurso de los días. Nunca necesarios hasta que hacen realmente falta (cómo recordar donde estábamos tal día), y entonces no tenemos. Por cierto, está bien todo eso del que está en el reloj, en el teléfono y esa fecha en pequeño que aparece en una esquina del monitor, pero a veces se requiere una pequeña lámina impresa para cuadrar, por ejemplo en la oficina, la calle o el Metro, los días de vacaciones, o de ausencias o guardias. Hay otros que, como la gente de campo y no sé por qué, necesita conocer exactamente qué día comienzan cada fase de la Luna para sembrar (les encanta las llegada de la menguante), y cosas así.

   Nada es más llamativo (o lo era cuando en Venezuela se trabajaba y éramos esclavos del dinero y la productividad, de la plata para gastar en comida, cine, vacaciones y un larguísimo etcétera, ahora hay una rasante miseria que lo hace todo inútil y frustrante), que ver en rojo los días no laborables, el sentir esa dicha interna al decirnos tal día no se trabaja, así como cuadrar puentes, saber de carnavales, Semana Santa (el miércoles a partir de mediodía ya no se labora), navidades y uno que otro día especial como el 12 de octubre y el primero de mayo.
   Me gusta la idea de tener un calendario, entrar a la cocina por las mañanas y mientras tomo una taza de café lanzarle una mirada y saber exactamente qué día es; y me agradan casi todos. Recuerdo que de muchacho hubo dos que me llamaron la atención, en un viejo taller mecánico donde papá laboraba reparando maquinaria pesada. En una pared había un enorme calendario de la Goodyear con las mujeres más increíblemente hermosas que había visto en mi joven vida, catiras y morenas espectaculares en atrevidas ropitas. El cual cambiaba con los años pero que siempre producía la misma piquiña interna. 
   Otro, una vez, fue uno enorme de la Marlboro, con sujetos recios a caballo en increíbles escenarios desérticos tipo salvaje oeste, que eran indudablemente bellos. Los paisajes. Daban una sensación de grandeza, de naturaleza hermosa pero hostil sólo apta para recios tipos que fumaban. Porque había que fumar, se entiende. Ah, ¡cómo soñaba con parecerme a uno de esos carajos!
   Soy afecto a los de escenarios naturales, a los de temas religiosos según el
mes, a los de gatos, a los de chistes. Me gustaba (porque ya no se hace) que cada año los comercios donde compraba me regalaran aquellos de bolsillos. Y están estos, claro, los atrevidos. Los temas calientes que atrapan las miradas. No tanto las fechas como las imágenes. En Venezuela los hubo muy famosos y demandados, como los de Norkys Batista, cada año, qué mujerón. También algunos de Las Chicas Polar. Y, por supuesto, el de los misters Venezuela, como Pablo Martín. 
   Cuando en el país debieron comenzar a transmitir el Mister Venezuela por alguna exigencia de la organización (aquí como que les daba pena), esos carajos encontraron trabajo modelando, aún los que no ganaban, y se juntaban dos o tres, bien papeados, se metían dentro de alguna chica prenda y salían algunos calendarios que fueron muy solicitados. Aunque nunca lo creí del todo, realmente no veo a las mujeres comprando vainas de esas, especialmente las casadas. Un hombre siempre busca y disfruta de “literatura” picante, así tenga mujer y bisnietos, ¿pero las damas? ¿En serio? Bueno, dicen que la Playgirl la atesoran los gay.
   Pero, claro, me porto algo provinciano, los calendarios sobre tios guapos ni son algo nuevo, ni son cosa de aquí, es un tema común en todos lados, anualmente explotado y casi “tradicional”. En países como Estados Unidos y Australia, cada año, religiosamente, se espera el calendario de tal o cual cuerpo de bomberos, policías y hasta militares. Pero no sólo esos, los hay sobre los curas más sexy, empresarios, actores y otros.
   Este, el de los griegos, se ve tan caliente como muchos otros, pero tiene una diferencia. No, no es que se vean increíblemente bien, que se ven (los muy desgraciados), de hecho estos sujetos, los griegos, tienen la injusta fama, para el resto de nosotros, de ser apasionadamente viriles y sensuales. A las mujeres les gustan los griegos. Y no sólo a ellas, la verdad sea dicha. Lo distinto en este calendario, que lleva las cosas un poco más allá, es que no es el típico almanaque para colgar en la pared, o tenerlo como fondo de pantalla en la computadora (¿qué hombre serio hace eso?), ni oculto y muy manoseado bajo una cama en el cuarto de algún adolescente flaco y lleno de acné que sueña con ir a Grecia y encontrárselos, todo alegrones tomando vino y acabar con todos los tabúes; no, lo distinto es que este es todo un video. The Greeks Come True 2019 Making of Movie.
   Son ochenta minutos mostrando a quince carajotes realizando faenas del campo (y me parece que recolectar heno, desnudo, debe ser bastante desagradable, aunque grato de mirar). Está filmado íntegramente en una granja, una real, donde estos “sementales” se esfuerzan al límite en sus ocupaciones... tal y como Dios los trajo al mundo, aunque con nuevos añadidos en cuanto a tamaños. Se dice que son mostrando sin censura, así que muy posiblemente se vean desnudos frontales, lo que, en mi modesta opinión (a menos que la cosa sea para porno y sexo), no siempre es tan llamativa; es mejor insinuar más que mostrar. Prometen mostrar a más de uno todo sudorosos bajo el sol, jugando y compitiendo entre ellos; a varios bajo una lluvia repentina, o nadando en una cascada. Es decir, se afanaron en hacerlo. Me pregunto cómo lo dividieron, ¿una escena para cada mes? ¿Lo subes a tu ordenador y se repite diariamente mientras buscas una fecha? ¿O una escena para cada día?
   De entrada se puede decir que provoca dar una mirada... aunque tan sólo sea para sopesar el valor artístico del trabajo, se entiende.   

VAYA CON LA TELEVISION ALEMANA

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