martes, 23 de julio de 2019

DE CHICOS Y SUS JUGUETES

FAMA REGADA
   ¿Puede alguien criticar que un tío joven, hermoso y saludable tenga sus juguetes para pasar sus buenos ratos? ¿Un buen consolador para sus ratos de ocio en la cama? Tal vez si pueda deplorarse algo de egoísmo en todo eso, ¿verdad? Ya que un chico así, que comenzaba a vivir, con todas sus ganas, y la pinta, debería estar compartiendo con otros que también disfrutaran de esa comunión entre las almas y los cuerpos. Joder, un chico guapo que gusta de tener cositas en su culo, sintiéndose en la gloria cuando se lo llenaba y se lo frotaba, cuando lo sentía estirado, debía aflojárselo a todos cuando pudiera o se lo pidieran, ¿cierto? Claro, estos eran los viejos buenos tiempos, de cuando chicos bellos salían de su Iowa natal, donde eran hijos de conservadores granjeros, a estudiar en la universidad de California y con sus amigos iban descubriendo cosas nuevas. Experimentar que le dicen los hombres casados cuando recuerdan sus años mozos y las refregadas con otros chicos en las estrechas camas. Es posible que nuestro héroe tan sólo estuviera en su casas de fraternidad y fuera abordado por uno de esos insistentes vendedor ambulantes que, como le pasaba a Lorenzo y Pepita (que se les metían hasta en la bañera), le llegara mostrándole todas esas cosas nuevas y fascinantes sin aceptar un “no” como respuesta. No sin probarlo antes. ¿Experimentar un poco para pasar una tarde aburrida en la residencia?, posiblemente... Pero parece que le gusta demasiado como para no haber jugado antes. ¿Tal vez en el granero, en su casa, con alguna vela gruesa?
   Ah, Steve Fox, ese chico lindo...  

¿INSACIABLE?

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