miércoles, 3 de julio de 2019

EL CHAVISMO DENTRO DE LA OPOSICION

GUERRILLA EN VENEZUELA, ¡CULPA DE URIBE!

   Contra la Mente Maestra parece que no hay chance...
   Me refiero aquí a una manera de pensar, sí, pero también de abierta colaboración. No todo el daño que se le hace al campo democrático desde “su propia casa” puede explicarse como codicia y estupidez, que mucho hay, la zanahoria de serás presidente o presidenta es muy tentadora para que alguien lerdo de luces la resista, pero también plata debe haber de por medio para mantener todos esos lobbys de comentaristas en las redes haciendo daño. Y en un caso y el otro, hay que reconocer la habilidad política de Nicolás Maduro Moros, aunque se arreche un gentío. Una inteligencia muy superior a la de quienes le han enfrentado, dentro y fuera del chavismo, aunque la gente se consuela de las derrotas propinadas por él llamándole burro, aunque ahí está, yendo para ocho años de mandato (dos ilegales), mientras dentro y fuera de su tolda todos los demás sólo trinan los dientes.
   Fue habilidad suya imponerse dentro del chavismo a la muerte de Hugo Chávez Frías, derrotando a Diosdado Cabello y al ala militarista del movimiento fascista, pero también a los extremosos que querían juicios populares por traición, intuyendo que más tarde que temprano eso diría su certificado de defunción: Cayó al ser juzgado por el pueblo. Pero donde ha demostrado ser un maestro de las maquinaciones, un Fu Manchú tercermundista, fue en la anulación y destrucción de sus rivales políticos en la tolda opuesta (unos en realidad, otros fingiéndose sus enemigos para hacerles el trabajo como verdaderos caballos de troya). Y eso es lo que no se le quiere reconocer, de una manera mezquina, me parece, lo que no se entiende ni se admite, por lo tanto no puede asimilarse el golpe, aprender y pasarse la hoja, así continuamos en cayendo en los mismos errores que ya le regalaron tres años adicionales a un régimen que debió colapsar a mediados de 2016. Y comienzo...
   Hay un sector dentro de la Oposición que es indudablemente valioso para el régimen porque le ha ayudado a sortear estos años difíciles de escasez de dinero porque todo se lo robaron y ahora ni China ni Rusia envían barcos con comida, de servicios públicos colapsando porque el chavismo no sirve ni para manejar una carretilla (fuera de que odian trabajar), y el robo de lo que debió irse en mantenimiento, reparaciones y modernizaciones, cayendo así el servicio eléctrico, el agua, el gas, la gasolina (hablan de bloqueo cuando producimos petróleo, tenemos refinerías y antes le vendíamos combustible a los gringos), y los alimentos. Son desconocidos por un mundo que deploró el golpe de estado dado contra la decisión electoral del país en diciembre de 2015, denunciado luego por Luisa Ortega Díaz cuando viera la luz camino a Damasco ella también, y el país mismo es un hervidero de rabias, frustraciones, resentimientos y odio visceral contra una gente que los tiene muriéndose de hambre, de enfermedades controladas hace sesenta años y que obliga a los jóvenes a partir a futuros inciertos en países donde ahora no son bien recibidos. Ese caldo de cultivo propicio para un desconocimiento general, para una gran movilización, Nicolás Maduro Moros lo conjuró haciendo que los opositores se despedazaran entre ellos, lucha en la cual se llegaron a aberraciones que sinceramente no entiendo cómo tantos pueden ignorarlas y aún fingir que no lo notan.
   La rabia del Gobierno cuando fue derrotado en diciembre de 2015 por una dirigencia que logró la hazaña de movilizar a todo el país en una meta, quitarles el Parlamento para reiniciar la democracia, tarea donde les acompañaron (gracias a la habilidad de esa directiva), opositores de toda la vida y hasta chavistas que seguían con su corazoncito puesto con el muerto pero veían que con Nicolás Maduro Moros y Diosdado Cabello no había vida, que los llevaban a comer mierda, con el perdón de la expresión, y que toda promesa a futuro era de mucha más mierda, hizo que estos se movilizaran contra el régimen. Cosa que les hizo estallar de rabia, especialmente cuando iban a zonas otroras revolucionarias donde las doñitas salían de sus casas a cacerolearlos. Ante ese repudió que fue patente en 2015 e inicios del 2016, Nicolás Maduro Moros, seguramente asesorado por la inteligencia cubana, que ya se los había hecho a su isla a la caída del bloque soviético, ponerlos a pelear inútilmente entre sí lo mejor era que Fidel Castro se largara con su gente y sus reales dejando la isla libre y los que gritaban que no, que o se le detenía y juzgaba o mejor que se quedara (muchos de ellos estaban ya afuera), y Fidel, dividiéndolos, poniéndolos a pelear entre ellos, gobernó casi treinta años más, muriendo en su cama y heredando a su gente el título. Seguro que esa gente le asesoró, pero, repito, inteligencia, habilidad sobre habilidad, Nicolás Maduro Moros resultó muy por encima de los patéticos señores y especialmente señoras que le rivalizaban en el liderazgo del país, en este caso en el ala contraria.
   Lo primero que hizo fue decirle al resto de los políticos inútiles dentro de la Mesa de la Unidad Democrática que tenían que salir de la dirección que le había derrotado en las parlamentarias porque “nosotros ya caímos, tenemos las maletas en la puerta” y que si no se apuraban a descabezar esa directiva el país nombraría presidente al pelón aquel. La campaña contra una directiva sensata que nos llevó al triunfo fue inmediata, dentro de los medios que manejaba el régimen, como era natural, pero también del otro lado. Voces que se auto denominaban de oposición radical (que nada aportaron para esa unidad que derrotó al régimen), hicieron lo que pudieron por sacarle, quitándoles a ese peligroso enemigo de encima al régimen, a esa gente que si coordinaba y manejaba al país. Mientras pasaba, mientras el Gobierno celebraba la derrota de la Oposición, con las manos en la cabeza me preguntaba si era que nos habíamos vuelto idiotas; aunque debía reconocer la habilidad de Maduro Moros. Fue la Oposición la que salió de aquella directiva porque le era peligrosa al régimen. ¿Por qué se hizo, por qué debíamos hacerle el trabajo?, misterio. Y como de eso no se habló ni se aprendió, hoy continuamos en las mismas.

   Luego, con los políticos chimbos fuimos a unas elecciones ya divididos, porque el voto no servía gritaba el ala chavista dentro de nuestras filas, aunque con el voto, organización y metas únicas habíamos recuperado el Parlamento unos meses antes (ya para ese entonces los ataques contra esos diputados era grande, porque un ala aún más radical del chavismo en la oposición había comenzado abiertamente con la guerra sucia por las redes y medios de comunicación). Así se fue a unas elecciones convencidos de que no serviría de nada teñir el mapa político del país de colores democráticos, que el mundo viera que el chavismo no ganaba en ninguna parte, como cuando en las parlamentarias venite de las veintidós parroquias caraqueñas les dijeron que NO a este Gobierno. No, hasta de eso había que olvidarse, ¿derrotarles otra vez con organización?, por Dios, no, eso sería hacer quedar mal a la revolución y a Maduro Moros, por lo tanto la gente que sigue a la Oposición no debe hacer eso. Y se les oyó y se les creyó. Nicolás Maduro Moros decía que para tumbarlo lo mejor era no participar, decirle a la gente que se fuera para sus casas, que no escuchara a fulano ni a zutano cuando llamara a pelear en tal o cual plaza porque ese era un sucio traidor colaboracionista. Pelear por las plazas era malo, entregarse sin pelear, como aseguraba Miraflores, era lo sensato. Y esa idea idiota se compró.
   El mundo que vio la votación alcanzada en las parlamentarias luego presenció que el Gobierno nos ganaba porque no participamos (¿por miedo a ser minoría otra vez y como no somos demócrata así no jugamos?, cualquiera tenía el derecho a pensarlo y a desentenderse de nuestra suerte). El éxito de Nicolás Maduro Moros fue rotundo y total, no sólo el país se tiñó de rojo, desalentando a los millones de personas que votaron en contra de ellos en 2015, sino que se vio que los políticos de oposición que sacaron a la directiva anterior, especialmente al pelón, no sólo no lograron llevar al país a las urnas, es que ni siquiera pudieron llevar a sus propios testigos y asegurar las actas. Así de grande fue nuestra derrota, así de increíble fue el éxito de Nicolás Maduro Moros, quien habría celebrado aún más si Venezuela no estuviera tan arruinada y llena de problemas.
   Y aquí, aún antes de esas elecciones que retrataron la destrucción en marcha de lo que había sido la Unidad, a manos de quienes se suponen lideraban el movimiento, se sumaba la otra estrategia chavista, infiltrar chavismo directo en la Oposición. Dentro de la unidad había una señora que no lograba imponer sus puntos de vista, que chocaban abiertamente con los de la gente que había logrado el monumental éxito de las parlamentarias, que apoyó gente por fuera de esa unidad, contribuyendo a que se perdieran escaños, porque no gana, porque no convoca a nadie fuera de la redes (miles en contra de millones que la ignoran), y se le convenció de que para brillar e imponer ideas la Unidad debía desaparecer. Se hizo, pero siguió sin brillar porque el país no confía en ella. Por eso se le dijo que la mejor manera de ganar en un país sin base política, sin seguidores, sin gente apoyando sus ideas era destruyendo a todo los demás, partidos y líderes de oposición, que organizadamente estuvieran por encima de ella en las preferencias. Y se montó un laboratorio de guerra sucia como llevaba rato que no se veía, desde los tiempos de Carlos Andrés Pérez, sustentado en necedad de buena parte de la población en las redes (si es que fue algo inocente y no parte del mismo proyecto diabólico de Nicolás Maduro Moros de usarlos para hacer daño), que acabó con reputaciones de manera abiertamente falaz.
   Porque la meta del régimen y de esta parte de la oposición (el chavismo de oposición) era destruir a los líderes adecos y apartar al pueblo adeco de la lucha, hacer lo mismo con COPEI y lo que queda de su gente en pueblos y estados, igual con Primero Justicia. Aunque era ir en contra de nosotros mismos, dividiendo nuestras fuerzas mientras ellos continuaban unidos, la idea era acabar con Henry Ramos Allup, con Julio Borges, con Capriles, con cualquiera que la aventajara en las encuestas. Al principio usaban la imagen del Leopoldo López abandonado en una celda durante años, pero cuando este logra imponer a Juan Guaidó, y tiene la posibilidad de salir y liderar, la campaña contra él es inmediata y feroz, que si había llegado a acuerdos, que si había traicionando a este o aquel. Era una cosa burda, asquerosa, pero efectiva. Una campaña empleada afuera y que todavía continúa.
   Recuerdo el caso de Carlos Ocariz en Miranda, cuando luchaba por la gobernación, por un lado el régimen le atacaba en su vida familiar, porque era popular en la zona, por el otro, el chavismo dentro de la oposición lanzó la campaña de que había traicionado a Óscar Pérez, aunque la familia de este, y allegados reales nunca sostuvieron tal idea. Se dijo de todo, la gente parecía histérica repitiendo necedades en las redes. Nicolás Maduro Moros sonreía. El país real, ese que si da la cara en las marchas y protestas, que es herido y detenido, que va y se concentra en la siguiente marcha y todavía va y vota, cansado de toda esa basura (porque ¿cómo saber si no era cierto si la señora esa y su gente lo sostenían y ella no parecía chavista?), sencillamente se quedó en sus casas, desentendiéndose de todos, como pretendía desde el principio ese maquiavelo sudaca llamado Nicolás Maduro Moros, coronando otro éxito político... qué son los únicos que logra.
   Y vamos con ejemplos más recientes...
   Cuando el mundo se horrorizó por el video del diputado Juan Requesen, torturado y humillado, levantándose voces de protestas y condena, el chavismo dentro de la oposición respondió con gritos de que desde Colombia Julio Borges y Primero Justicia ya habían pactado con el Gobierno para que le liberaran. Un invento de cabo a rabo, otra cochina mentira regada por ese laboratorio de guerra sucia, por ese lobby que nadie sabe quién paga. ¡Y qué no expresaron los histéricos en las redes!, porque nada que sea para destruirnos se debe dejar pasar liso, o combatirlo, hay que alimentarlo y sacarlo de toda proporción porque Nicolás Maduro Moros, muerto de risa, nos dice que eso le hace daño.
   Cuando detienen a los bolichicos del régimen y comienzan las denuncias de robo del patrimonio de más de cinco mil millones de dólares a manos de un sólo sujeto, que había sido edecán del difunto Hugo Chávez Frías, cuando el país se desayunaba con la noticia en medio de la ruina y el hambre porque no habían dejado ni medio dólar para que chinos y rusos mandaran barcos con comida (ya no quieren fiar), viendo al régimen con el agua del escándalo al cuello, en seguida la oposición chavista contraatacó con el cuento de que los hijos de Henry Ramos Allup tenían las manos pilladas en no se sabía que negocio con el Gobierno. Eso se dijo hasta en RCR, un payaso gritón a las cuatro o cinco de la tarde, que rugía que él tenía las pruebas en las manos, que a los adecos debían echados de la pelea; Patricia Poleo miró el asunto con desconfianza pero también lo dijo, igual Nitu Pérez Osuna, a quien uno jamás habría imaginado metida en esas canalladas. Era una verdadera olla de grillos, gritando y gritando para que no se escuchara lo de los bolichicos y el monumental robo que el chavismo hizo a la nación. Soltaron sapos y culebras contra la Oposición que continuaba dando la pelea dentro de Venezuela, contra Ramos Allup en particular, contra los adecos en general, porque había que destruirles y desviar la atención del megarrobo. Esa noche Nicolás Maduro Moros debió dormir como un bendito, al menos más relajado. Y si es un caballero, que ninguno de nosotros lo cree, debió enviarle una canasta con naranjas a la reina de la guerra sucia por todos los favores recibidos. Por cierto, los hijos del sujeto ese no estaban metidos en los negocios, parte que la recua de gritones estos no se tomó la molestia de aclarar, y aún hoy en día, los que no pierden pista enviada desde Miraflores, sigan repitiendo la especie. Parte del daño real del chavismo en la oposición.
   Que todo el país pusiera sus esperanzas en Juan Guaidó, quien hablaba de ir todos juntos para salir de esto fue respondido con una brutal campaña de la guerra sucia que le “exigía” alejar a los adecos, copeyanos y a la gente de Primero Justicia de la lucha, que les condenara y se apartara de todos ellos, porque debilitándose, cercándose con ellos que para nada práctico sirven, sin gente que marche, grite o vote “sí que se le haría daño al régimen”... de alguna manera en una realidad paralela. Y esta especie la repitieron hasta la saciedad los tarifados en la campaña, siendo secundados, he ahí lo grave, por mucha gente en las redes. Que proporcionalmente son pocos y en verdad influyen muy poco, tampoco son muy activos, ninguno se movió para salvar a Óscar Pérez, ni se les vio en las calles cuando Guaidó pisó el peine de llamar a los militares, pero si hacen bastante ruido, uno que convence a la gente en la Charneca, Cotiza y El Valle que no vale la pena unir al país alrededor de un líder tal para salir y exigir un cambio. Y en Miraflores no podrían estar más felices.
   Que el régimen finalmente se viera obligado a aceptar una supervisión de una comisión de Derechos Humanos aunque se había negado toda la vida a ello, que tuviera que tragar grueso cuando las conclusiones llegaron allá y que no pudiera evitar una segunda visita, esta vez de la misma Secretaria del ente, la tristemente célebre Michelle Bachelet, sabiendo que no podrían silenciar lo contundente del resultado, el chavismo dentro de la oposición salió de puros salidos a ayudarle a capear el momento. Como la cosa podía ser grave porque no es lo mismo escuchar a un hablador de paja delirando sobre un pueblo unido alrededor de un amado líder que sufre enfrentando agresiones imperiales, que ver la miseria, la rabia y la violencia ejercida contra gente humilde que simplemente se niega a morirse de hambre o por enfermedades (los muy tercos), que carecen de todo, incluso de una justicia real, era demasiado. Había que salvar la imagen del régimen, la cara de Nicolás Maduro Moros. Dicen las malas lenguas que el régimen ni siquiera se movilizó en este caso, que fue la reina de la guerra sucia y su gente los que regaron la especie de que la gente de Juan Guaidó se robó una palta de una verbena en Colombia. Y todo lo demás fue silenciado, ¡ese era el gran escándalo!

   Claro, también se refritaron comentarios de la Bachelet de hace meses para hacer ver que eran de ahora, las mentiras fabricadas por estos laboratorios, pero al final el régimen ni siquiera necesitó de eso. El chavismo dentro de la oposición se encargó de hacerlo, todavía delirando unos con que eso los llevará finalmente al poder (como la guerrilla colombiana creía que poniendo bombas, matando gente y secuestrando iban a convencer a los colombianos de que con ellos llegaría la paz, el progreso y la felicidad), otros pagados específicamente para ello. Y, repito, hay que quitarse el sombrero ante esa inteligencia muy por encima de estos mentecatos, Nicolás Maduro Moros, quien convenció a buena parte de la oposición que la única esperanza es que sea él quien siga al frente de todo. Que él no es el problema.
   No, no se puede quejar Nicolás Maduro Moros de sus aliados dentro de la oposición. Cada vez que se ha visto en problemas, cada vez que ha necesitado sortear un temporal, ellos han respondido con entusiasmo, con afán, con ruindad. Lo lamentable es que el daño nos lo hacen a nosotros, nos lo hacemos nosotros. Y todavía ni se entiende, no se quiere aceptar y no parece que vaya a cambiar, agravado por el hecho de que Estados Unidos, los países de la región y Europa ya se les han cansado las lenguas de decir que invasión militar no habrá. De lo que también, los señores de la guerra sucia, responsabilizan a Juan Guaidó. Un mundo de locuras. Jamás entenderé por qué tuvimos que hacer lo que Nicolás Maduro Moros nos dijo que hiciéramos cuando debimos sospechar que buscaba atornillarse en el poder. Nunca lo entenderé.
   Me preguntó con qué saldrá la mafia de la guerra sucia ahora que estalla este nuevo escándalo por el militar asesinado. O los tres capos de las drogas “rescatados” de una prisión de mínima seguridad, mientras alguien que protesta con una pancarta en una acera lo encierran en La Tumba. Esas denuncias han sido graves, mucho, así que ya debe estar por estrenarse el nuevo escándalo fabricado dentro de la Oposición, made in "oposición". Pendientes. 

VENEZUELA REPARTIDA

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