BIR
Habilidad...
Lo
odiaba, siempre le encontraba así mientras el resto de la compañía
marchaba, comía o salía de franca. Sabía que si se dirigía a las
barracas le encontraría con ella en la mano, todo arrogante y
engreído, dándose puño lentamente, esperándole. Sabiendo que
finalmente acudiría. Con su sonrisa, gallardía, osadía y
sensualidad le había llevado, de alguna manera, a probar su verga,
tragándola toda, ordeñándola con su garganta a pesar de que nunca
antes lo había hecho, transformándole la vida. Ahora era un
mamagüevo, tan simple como eso, un traga leche, uno que tiembla de
miedo y excitación mientras sube y baja los golosos labios sobre el
hermoso y venoso falo, escuchándole reír y decir que su boca parecía
un coño, que seguramente si se la metía por el culo sería todavía
mejor. Sabe que lo piensa, que un día querría metérsela, dejarle
entre las nalgas un ávido agujero amante de pollas como su boca, uno
listo para que lo usen los hombres. Comenzando por los chicos del
campamento. “¿No le excita la idea, general?, ¿servir a sus
soldados en cuatro patas sobre un catre mientras ronronea de gusto
como un puto, señor?, ¿todos deseando su turno para llenar su boca
y su viejo culo?”.
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