miércoles, 8 de mayo de 2019

A TINITO LE GOTEA… 6

...LE GOTEA                         … 5
   Los chicos merecen divertirse...
...

   Tal vez no lo tenían ensayado, no entre ellos que eran amigos, efectivamente, pero sabían moverse cuando la libido tomaba el control y existía la oportunidad de probar algo nuevo, caliente y “sucio”, como podía ser “hacerlo” frente a un amigo, o al lado de este. Los dos hombres, enormes garañones para el bajo chico, estaban ya calientes por las perspectivas, uno porque todavía recordaba lo sabroso que ese culito le chupaba la verga, especialmente cuando se corría (y deseaba esa boquita rodeándole la tranca, chupando de ella con hambre parecida a la de su culo). El otro porque, aunque nadie lo imaginara, nunca le hacía el fo a un culo, o una boca de chico, cuando la tranca mandaba.

   -Pe... pero... -Tinito jadea, labios rojizos como sus mejillas y boca abierta cuando intenta pararles. Aquello era como demasiado. Pero esa mano en su cuello le acaricia y controla, de cierta manera, la otra en su abdomen, metiéndose bajo la franela, tocándole con fuerza, mientras dos bocas mordisquean y lamen sus orejitas, le dificultan pensar.- Ahhh...

   -Tranquilo, bebé; Lester es fontanero. Vamos a resolverte el problema… El de la llave que te gotea.

   Tinito chilla cuando prácticamente es alzado en peso y le llevan al sofá, todos cayendo de culos, ellos dos muy abiertos de piernas, ¿muy grandes de bolas?, y él con las suyas cerradas, medio ladeado mientras esas hombres le recorren el cuerpo, sobre las ropas y debajo de ellas y siguen lamiéndole las orejas, el cuello. En un momento dado ese sujeto, ¿Lester?, le atrapa la boca, metiéndole la lengua de manera viciosa, completa, móvil, reptante, llena de saliva, al tiempo que Greg parpadea ante eso. ¿Besar a un chico?, lo duda, ¡pero qué mierda tan caliente era verlo!

   Aunque intenta hablar otra vez, jadeante, como falto de aire por el beso, Tinito no puede ofrecer resistencia cuando esas manos le sacan la franela y su cuerpo es acariciando, sus tetillas rascada por dedos de dos sujetos, que pellizcan y halan suave, que le tienen las caras enterradas en el cuello, cada uno atrapándole una delgada, blanca y bien cuidada manita, llevándolas a sus entrepiernas donde encuentra dos barras duras, grandes y llenas de vida. Y aprieta, tiene que hacerlo cuando los dientes de Greg le atrapan algo del cuello y el otro baja el rostro y le chupa una tetilla se una manera intensa.

   Pronto tiene esas trancas en sus manos, pulsando, gruesas y duras. ¡Dos para él!, la idea le marea cuando Greg le cubre la boca de manera sorpresiva, sintiéndose caliente y sucio, metiéndole también la lengua. Sus dedos se cierran fieros en esas trancas al tiempo que besa al macho y el otro sujeto le abre el cinturón azul chillón y el pantalón.

   -¡Ahhh…! -jadea, sintiéndose tembloroso y débil cuando le ponen de pie y le bajan el pantalón con esfuerzo...

   -¡Santa madre! -gruñe Lester con mirada brillante de vicio al recorrer su trasero metido dentro de aquella vainita, o esa vainita metida entre sus nalgas redondas y firmes.

   ¿Hay que decir que le obligaron a darles la espalda e inclinarse hacia adelante mientras le sobaban las nalgas, le clavaban los largos dedos velludos, le daban palmadas y luego compitieron por ver quién las mordisqueaba más? ¿O que Lester apartó la tirita y ante el gritico de Greg (un “¿qué coño haces?”), le lamió la raja interglútea, aparentemente ardiendo de lujuria?

   ¿Hace falta contar que el chico pronto estuvo desnudo a excepción del hilo dental rosa que cubría su erecto pene delgado, doblado en el sofá, con sus labios brillantes de saliva subiendo y bajando sobre una tranca amoratada de lo llena de sangre y ganas que estaba, que emergía de la bragueta del marido de la conserje y que chupaba y lamía la misma como si fuera una una deliciosa chupeta, mientras el otro, verga también afuera, mirada clavada en su trasero, que palmeaba, le aparta el hilo de la tanga y con los dedos le recorre la raja y le mete uno de ellos, adentro y afuera, hasta el puño, flexionándolo?

   Claro que tampoco hay que señalar el rostro de ido placer de Tinito, ojos nublados, la boca muy abierta, los cachetes inflamándoseles y desinflamándoseles cuando iba y venía sobre la gruesa barra a la cual halaba con labios y mejillas, y chupaba con avidez, buscando esas gotas que el hombre producida que le parecían sencillamente maravillosas. Tener la pulsante barra sobre la lengua era increíble, y si a eso le sumaba al dedo que entraba y salía de su culo, la punta de este tocándole justo allí, luego doblándose un tanto, recorriéndole de ida y vuelta las paredes del recto, ya estaba cocinándose en sus propios jugos. Casi no hacía falta que escuchara a Lester decir que ese culito quería vergas, o sentir la mano de Greg en su cabello, los dedos enredándose alrededor de sus suaves mechas, guiándole arriba y abajo sobre su tranca.

   -Ahhh... Ahhh... Hummm... -chilla abiertamente maricón cuando la verga de un desnudo Greg vuelve a su culo, estando en cuatro patas sobre el sofá, con el marido de la conserje atrás, con una pierna en el mueble y el otro extendido fuera de este, embistiéndole duro, con ganas, dándole con su gruesa mole de carne. Los paff, paff, paff llenando la sala cuando la pelvis velluda chocaba de sus turgente nalgas púberes.

   -Joder, van a escucharle todos. -gruñe Greg mirando al socio, que le observa cogerlo y sonríe, sentado en el respaldo del mueble.

   -Okay... -acepta este la indicación y le clava la verga al muchacho por la boca, misma que se cierra golosa sobre ella, dejando escapar ahogados gemidos de gusto mientras su cuerpo ahora es embestido por dos tíos completamente desnudos, grandotes y peludos, que atrapan sus caderas y cara con sus manotas mientras le cogen la boca y el culo casi al unísono.

   El tolete de Greg sale casi hasta el glande que medio deforma y se deja ver a pesar del redondo y lampiño anillo, y vuelve a clavarla con todo, golpeándole con las bolas, metiéndosela de tal manera que le agita el terso trasero y casi le alza deseando metérsele más (y disfrutar de los halones que esas entrañas estaban dándole), con el hilo de la tanga apoyada a un lado, el saquito de la prenda abriéndose y rodeándole las dos bolitas. Ese tolete va y viene como el mismo culito que también se agita. Desatado. Hambriento y lujurioso como están los chicos siempre a esa edad.

   Luego, sentado a culo pelado sobre su sofá, aunque en esos momentos no le molesta a Tinito, el tal Lester le sonríe cuando de frente a él, montado a hojarascas sobre sus caderas, sube y baja su joven y esbelto cuerpo, meciendo sus nalgas y culo, arriba y abajo, pero también de adelante hacia atrás, atrapando una y otra vez esa barra que hala y aprieta, que masajea y trabaja buscando la leche. Los labios de ese culito se adherían a la gruesa barra de una manera sucia e intensa. Y mientras el carajo sonríe con rostro trastornado de gusto (joder, ¡ese chico sí que sabía mover el culo!), mira al socio, de pie en el mueble, dándole de tragar verga a este, que sigue tomando con avidez todos esos líquidos preeyaculares. No puede evitar pensar que esa noche se la pasaría meando de tanto que ha bebido. Era tan sucio, sensual, excitante verle la carita roja, la expresión de gozo, los jóvenes labios cubrir y descubrir la barra que tambien viene y va, follándole la boca. Y por un segundo el caliente Greg mira al socio y sonríe más, feliz de tanta ganas (comprendiendo el encanto de las orgías) y le guiña un ojo, cómplice. Aunque le extraña que Lester ya no sonreía, sino que le miraba algo intenso, al tiempo que comienza un sube y baja de su culo sobre el mueble, contribuyendo a las enculadas del chico.

   Greg se tensa por un segundo, quiere gruñir un “¡epa!”, cuando una manota de Lester le atrapa un muslo, duro, muy arriba... y algo hacia atrás, hacia el camino que lleva a sus nalgas. Pero era jodienda, ¿no? El firme apretón del otro nada significaba, ¿cierto? Y sigue embistiéndole la boca al chico.

   Se corren, hay mucha leche, curiosamente Tinito lo hace dos veces, sin tocarse, dentro de su hilo dental. Vuelven a follarle más tarde sobre su cama, una muy buena para esos menesteres. Le dan y le dan vergas durante un buen rato, aún después de una cena frugal de pizzas y vino, donde se discutiera si invitaban al tipo que traía el reparto o no.

   -Joder, eso fue intenso. -gruñe Greg, sonriendo, casi desfallecido, vistiéndose, mirando hacia la cama donde un Tinito boca abajo, de medio lado, parece dormitar.

   -A un chico como este hace falta reunir a varios para poder saciarlo. -comenta Lester, vistiéndose y observando también al joven.- ¡Qué calentorro!

   Salen silenciosamente. Tinito sonríe, todo embarrado de esperma, el cabello, las mejillas, el torso, especialmente su culo. Del cual, cubierto con la tirita del hilo dental mojado, escapa un chorrito lento de espermas mezcladas. Duerme. Agotado, saciado... Al rato abre los ojos. Con disgusto. Mirando hacia la abierta puerta del baño.

   Coño, la maldita llave seguía goteando...

1 comentario:

  1. Muy buen relato,espero leer el otro muy pronto :), y una pregunta tu ni eres el mismo que subió un relato que se llama "la nena de papá" en otra página.....

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